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Un secreto que guardar

HALLOWEEN

Aquella noche no podía dormir aunque lo raro sería que pudiese conciliar el sueño. Después de todo el tiempo que había pasado volvía a estar allí, en esa antigua casa que nunca le gustó.
No sabía porqué pero le daba muy mal aura y más aquella noche, en la Noche de Halloween, con lo bien que estaría en casa de alguna amiga viendo una buena película dem iedo hasta las tantas.
Decidió no seguir intentando conciliar el sueño porque parecía inútil. No sabía si lo ue sentía era miedo o simplemente desconfianza, pero la idea de aquel sótano en lo más hondo de la casa no le dejaba ni a sol ni a sombra. Nadie le daba importancia, una puerta que simplemente nunca se había podido abrir aunque ella siempre pensó que ahí abajo había algo que hacía que la casa pareciese tan sombría y tenebrosa.
De pronto oyó un ruido... No podía mover ni un solo músculo. En otro momento le habría echado la culpa al viejo gato de la abuela, pero desgraciadamente ya no podía desgastar más esa excusa. Aquel ruido que tantas noches de invierno había escuchado y que inúltilmente había querido quitarle importancia.
¿Qué podía ser? Haciendo un gran esfuerzo se puso de pie y como si de un ladrón se tratara comenzó a andar tan silenciosa como las tablas de madera le permitían ser.
Abrió la puerta de su cuarto y salió al largo pasillo. El ruido se hizo más intenso, era como el trasteo de cosas movidas con gran rapidez. Pero esta vez también se escuchaba un leve cuchicheo.
Tenía la sangre paralizada pero siguió andando hasta alcanzar la escalera de caracol. Bajó escalón a escalón, afinando el oído para intentar descubrir de dónde procedía el ruido.
Cuando se encontraba a la altura de la puerta del sótano, acercó la oreja a la puerta para ver si era allí donde estaba ocurriendo todo y de pronto lo escuchó, escuchó como alguien se reía malévolamente. ¿Estaba soñando? No, todo era demasiado real como para despertarse tumbada sobre la cama.
Cogió el picaporte que tantas veces había intentado abrir sin éxito pero esta vez cedió con un leve chasquido. No quiso abrir del todo la puerta así que se quedó ahí a escuchar lo que ocurría. Su respiración se cortó y notó cómo sus pulsaciones aumentaban según iba escuchando lo que creía que llegaba a sus oídos. No podía ser... esto era demasiado... ¿un... un... conjuro? No, la tenían que estar gastando una broma.
"Ojos de serpiente, pata de conejo y cola de dragón.
rabo de rata, alas de murciélago y plumas de un halcón.
que lo más oscuro de la noche venga aquí.
Que todo lo malvado me obedezca a mí.
En este día crucial,
en esta noche infernal.
Que se despierten todas las fuerzas del mal."
que... ¿Qué es eso? ¿Quién está escuchándonos? ¡Huele a carne fresca!

- Ven bonita, ven aquí con nosotras... no tengas miedo.

Entre las tres agarraron a la pobre chica mientras una dijo riéndose: "Hermanas, alegraos y regocijaos porque aquí tenemos el sacrificio que nos hacía falta."

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