UN FIN DE SEMANA INOLVIDABLE
Este fin de semana me fui a la sierra de mi ciudad con unos amigos.
Como las fiestas no eran lo que deberían ser, decidimos irnos el domingo a hacer senderismo por la montaña hasta un mirador que ellos conocían.
Cuando empezamos a andar todos íbamos con energía pero a medida que pasaba el tiempo empecé a sentir que ya no podía más, pero quería ver ese mirador del que tanto me habían hablado.
Después de dos horas llegamos a la cumbre y, antes de llegar al mirador, para el cual aún quedaban unos metros, me impactó mucho ver frases de filósofos y poetas grabadas en algunas piedras, no me las esperaba. Pena que no me llevé un cuaderno para escribirlas.
Lo mejor fue cuando llegué al mirador y me asomé...
Cada una de las gotas de mi sangre se helaron al darme cuenta de todo lo que mis ojos me estaban mostrando...
El camino había sido muy cansado, pero aquello era precioso.
Se respiraba paz, mucha más de la que nunca habría podido imaginar.
Lo que más me gustó fue que en una de las piedras había un buzón con unos cuantos cuadernos para los que subieran allí y quisieran dejar plasmadas unas pocas palabras...
Así que después de dos horas sentada mirando al vacío escribí lo primero que salió de mí. Ojalá pudieráis ir allí y ver lo que yo vi. Sinceramente, mereció la pena.
Como las fiestas no eran lo que deberían ser, decidimos irnos el domingo a hacer senderismo por la montaña hasta un mirador que ellos conocían.
Cuando empezamos a andar todos íbamos con energía pero a medida que pasaba el tiempo empecé a sentir que ya no podía más, pero quería ver ese mirador del que tanto me habían hablado.
Después de dos horas llegamos a la cumbre y, antes de llegar al mirador, para el cual aún quedaban unos metros, me impactó mucho ver frases de filósofos y poetas grabadas en algunas piedras, no me las esperaba. Pena que no me llevé un cuaderno para escribirlas.
Lo mejor fue cuando llegué al mirador y me asomé...
Cada una de las gotas de mi sangre se helaron al darme cuenta de todo lo que mis ojos me estaban mostrando...
El camino había sido muy cansado, pero aquello era precioso.
Se respiraba paz, mucha más de la que nunca habría podido imaginar.
Lo que más me gustó fue que en una de las piedras había un buzón con unos cuantos cuadernos para los que subieran allí y quisieran dejar plasmadas unas pocas palabras...
Así que después de dos horas sentada mirando al vacío escribí lo primero que salió de mí. Ojalá pudieráis ir allí y ver lo que yo vi. Sinceramente, mereció la pena.
2 comentarios
GeBeSa -
javi -