Blogia
Un secreto que guardar

HE VUELTO A CASA

Madre mía, hace tanto que no escribo que casi me da miedo coger el lápiz y el papel.

El otro día, mientras limpiaba mi cuarto, cogí el cuaderno donde tengo todas mis "minihistorias", pensamientos, escritos... Empecé a leer desde el principio y pude ver poco a poco cómo iban pasando los días a través de las hojas.

Me iba haciendo mayor, las personas iban y venían y sobre todo mis sentimientos fluían de un extremo a otro como en una montaña rusa...

Muchos dirían (incluso yo lo pienso) que las hormonas estaban en cada palabra que dejaba plasmada en las hojas pero, no sé... es bonito leer cosas que te arranquen una sonrisa al recordar exactamente lo que sentía al escribir cada frase... Qué vivencia del día o de la semana me inspiraba o, sobre todo y lo que más abundaba en mis "pequeños cuadros de locura", las personas a las que me dirigía e nsecreto, disimulando o susurrando a voz en grito.

He podido volver a llorar con mis fracasos de entonces y volver a reir con mis euforias también.

Da miedo ver las fechas y descubrir que de las últimas escritas hace ya tres años como poco...

Puedo decir que me estoy haciendo mayor y parece que la inspiración casi me ha abandonado (digamos que serán las hormonas las que se han apaciguado), pero me da lástima no haber seguido los últimos años, aunque fuera muy de vez en cuando... No poder volver a sonreir o llorar con vivencias algo más recientes...

Pero lo que sí sé es que sigo siendo la misma niña eterna que era...aunque ya tenga una carrera a la espalda y haya entrado en el peligroso y aterrador mundo laboral.

Me siguen haciendo ilusión las mismas cosas: una simple llamada, un abrazo sin venir a cuento o un guiño de cómplices que me generan una descarga que me recorre toda la columna vertebral de arriba a abajo.

¿Será posible ser feliz con tan poco? Supongo que también influye de quién lo recibes, no? En mi caso me pregunto si alguna vez esta sensación que tengo todavía al verle o cuando me llama, se me pasará...

Parece mentira que cinco años después todavía me ponga nerviosa cuando recibo un mensaje  suyo o se me escape una media sonrisa cuando le veo acercarse a lo lejos...

No sé que será de mi vida en el futuro, ni siquiera a la semana que viene, pero lo que tengo claro es que no quiero que sta pequeña niña que me posee el 75% del día no se vaya nunca, porque necesito seguir teniendo ese puntito de inocencia que siempre me ha caracterizado...

Y la pregunta que nunca abandonará mi cabeza...¿A ti también te siguen revoloteando mariposas al pensar en mí?

0 comentarios